¿Por qué un Dios bueno pedía sacrificios?
Descubre la verdad detrás de los sacrificios en la Biblia y su conexión con la redención eterna
Introducción
Una de las preguntas más comunes y a veces incómodas que surge al estudiar la Biblia es: ¿Cómo puede un Dios bueno pedir sacrificios de animales? Para muchas personas, esto parece contradictorio con la imagen de un Dios de amor y misericordia. Sin embargo, al profundizar en el contexto bíblico, descubrimos una verdad transformadora: los sacrificios eran una sombra del plan perfecto de redención a través de Jesucristo.
Este estudio te ayudará a entender el propósito divino de los sacrificios, desde el Antiguo Testamento hasta su cumplimiento en el sacrificio de Cristo, y por qué aún hoy tienen un poderoso mensaje para nuestras vidas.

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Unirme al Grupo¿Qué eran los sacrificios en el Antiguo Testamento?
En la cultura hebrea, los sacrificios no eran simples rituales primitivos, sino actos de obediencia y comunión con Dios, ordenados por el mismo Creador con un propósito espiritual profundo. El sistema sacrificial fue establecido por Dios como un medio temporal para tratar el pecado, enseñar santidad y apuntar hacia una redención futura.
La gravedad del pecado y la justicia divina
El sacrificio tenía como objetivo mostrar cuán serio es el pecado ante los ojos de Dios. La Biblia enseña que “la paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23). El derramamiento de sangre simbolizaba la consecuencia del pecado y el precio que debía pagarse para restaurar la relación rota con Dios.
¿Por qué un Dios bueno ordenaría algo tan sangriento?
1. Porque Dios es justo y santo
Un Dios verdaderamente bueno no puede ignorar el mal. Su santidad requiere justicia, y el sacrificio era un reflejo de esa justicia aplicada temporalmente. Sin castigo, no hay justicia. Pero el corazón de Dios no es vengativo, es redentor.
2. Porque los sacrificios eran un símbolo, no la solución definitiva
Dios nunca se complació simplemente en la sangre de animales. Como declara Oseas 6:6: “Misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos.”
Los sacrificios eran señales temporales, sombras de una promesa mucho más grande.
El Cordero de Dios: el cumplimiento del sacrificio
Jesús, el sacrificio perfecto
Cuando Juan el Bautista vio a Jesús, proclamó: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29).
Aquí vemos que todos los sacrificios del Antiguo Testamento apuntaban a una sola persona: Jesucristo. Su muerte en la cruz fue el sacrificio perfecto, final y suficiente para siempre (Hebreos 10:10).
Palabras clave: Jesús como sacrificio, redención, cruz, cordero de Dios, salvación eterna
El amor de Dios revelado en la cruz
Dios no exigió un sacrificio que Él mismo no estuviera dispuesto a dar. De hecho, Él mismo fue el que proveyó el sacrificio. En Cristo, la justicia y el amor de Dios se abrazan en un solo acto. No hay contradicción entre un Dios justo y un Dios bueno: en la cruz, ambas realidades se unen para ofrecer redención a la humanidad.
¿Qué significado tienen los sacrificios para nosotros hoy?
Ya no necesitamos sacrificios de animales
El sacrificio de Jesús fue único y suficiente. Ya no estamos bajo un sistema de ritos antiguos, porque “con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados” (Hebreos 10:14). Hoy, vivimos bajo la gracia, pero recordamos el costo altísimo que tuvo nuestra salvación.
Nuestro sacrificio hoy: una vida entregada
Aunque ya no ofrecemos animales, Dios aún desea sacrificios espirituales. Como dice Romanos 12:1:
“Presentad vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.”
Hoy, el sacrificio que agrada a Dios es una vida entregada en obediencia, amor y servicio.
Conclusión: El sacrificio habla del amor más grande
Un Dios bueno no solo pedía sacrificios —Él mismo se ofreció como sacrificio por amor a nosotros. El sistema antiguo era solo un espejo que reflejaba nuestra necesidad de redención. Pero en Cristo, vemos la plenitud de ese amor y la promesa cumplida de salvación.
¿Estás dispuesto a recibir ese sacrificio y vivir una vida nueva en Cristo?
Esa es la invitación que Dios sigue haciendo hoy.
¿Y tú, qué piensas?
Este es un tema que ha tocado el corazón de muchos. Queremos escuchar tu voz.
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